Dimensión Física
Normalmente en las vacaciones creemos que nos podemos
permitir aquellas licencias en relación a la nuestra alimentación que en
principio durante el año no nos permitimos, tratemos de seguir con nuestra
dieta en la medida de lo posible, las vacaciones no son excusa para abandonar
nuestros hábitos, mejor aún, disponemos de más tiempo libre por lo que
podríamos seleccionar mejor lo que comemos.
Por otro lado, durante el año nos quejamos del poco
tiempo que tenemos para hacer actividades con los hijos, ¿Porqué no aprovechar
e iniciar algún tipo de actividad física o creativa acorde a nuestros gustos en compañía
de los niños? No debemos olvidar que los niños aprenden por imitación y no hay
mejor ejemplo para que el niño adquiera buenos hábitos, que verlos de sus
padres.
Dimensión Ocupacional
Las vacaciones son un buen momento para reflexionar
acerca de cómo ha estado yendo nuestra actividad laboral, si hemos mejorado, si
nos hemos planteado nuevos retos, si éstos se han podido concretar o si por el
contrario hemos de optar por nuevas estrategias.
Si os encontráis estancados a
nivel laboral, una buena opción es tratar de encontrar un aliciente continuando formación o ampliando conocimientos que nos permitan mejorar. Requerirá
esfuerzo pero la recompensa lo valdrá.
Dimensión Intelectual
Plantearnos que nos está sucediendo, qué es lo que
podemos hacer para mejorar, qué es lo que debemos hacer para seguir cómo
estamos, es un ejercicio intelectual que no hemos de olvidar, no nos conformemos
con situaciones que se pueden mejorar, hagamos el esfuerzo por lograr nuestro
bienestar personal. Coge un buen libro que te haga reflexionar y traza tus
objetivos para el retorno de las vacaciones.
Dimensión Espiritual
Poder encontrar un sentido a nuestra vida nos ayuda a
entender mejor quienes somos y a dónde vamos. Nuestro sistema de creencias
estructura nuestro comportamiento y nuestras acciones, respetar, tolerar,
no juzgar al otro nos hace mejores personas. Apliquémoslo en nuestro día a día…
Dimensión Emocional
Las vacaciones pueden ser un período de disfrute o
por el contrario un momento en el cual emergen situaciones que durante el año
habían quedado soterradas bajo la cotidianidad del día a día. Permitámonos
reconocer nuestros sentimientos,
tratemos de observarlos con objetividad y ver en qué medida nos dejamos
influenciar por emociones que quizás no nos aporten nada positivo a nuestra
vida. Entender porqué pasa lo que nos pasa, genera una gran sensación de alivio.
Disfrutemos de momentos de silencio con nosotros mismos y reflexionemos acerca de
lo que nos está sucediendo.
Acerquémonos a nuestro entorno más cercano y veamos
que podemos hacer para mejorar su situación, seguramente ellos también estén
dispuestos a aportar algo a nuestro bienestar.
Dimensión Social
El período estival es un buen momento para plantearnos
qué podemos hacer para mejorar nuestro entorno, nuestra comunidad, quizás colaborar en alguna entidad vecinal o barrial ayude no sólo a aportar un
granito de arena a nuestra sociedad, a implicarnos un poco más en lo que
sucede, sino que además ampliaremos nuestro circulo social a la vez que nos
encontraremos más a gusto con nosotros mismos, sintiéndonos más útiles.
Por último, si tenéis la oportunidad de emprender un
viaje vacacional, no olvidéis que el contacto con la paz de la naturaleza es
algo altamente necesario para nuestro equilibrio personal y que durante el año puede que no esté a nuestro alcance disfrutar. Aprovechar al máximo del entorno
natural en donde os encontréis, y que os
deje en sintonía con aquello a donde realmente pertenecemos.